Positivismo Tóxico, como te daña.
Ser positivo es importante, siempre que sea sano, que tengamos consciencia de la realidad y no neguemos nuestras emociones. El positivismo tóxico es un termino utilizado para referirnos a esa positividad u optimismo que no permite reconocer nuestras emociones menos agradables, es invalidar nuestra naturaleza, no querer ver la realidad, ni la nuestra ni la ajena y querer imponer la felicidad o la apariencia de la misma ante todas las circunstancias. Es negar el dolor humano forzando una falsa alegría que a veces no es genuina. Es como ponerse “unas gafas de color de rosa” con las que solamente se ve una parte de la realidad, la parte más dulce, la de los triunfos, las ganancias, la alegría, negando la parte que nos lleva al aprendizaje, nos permite evolucionar, crecer y aprender que es “la parte menos agradable” emociones no deseadas, como la tristeza, el enfado o el miedo, llevándonos a una irrealidad y al riesgo de tener un despertar peligroso tanto para nuestra salud mental, emocional y hasta física, ya que por mucho que nos pongamos esas “gafas de la felicidad”, los problemas y obstáculos van a seguir ahí, y si negamos y excluimos emociones como el miedo, no podremos tomar decisiones sensatas para protegernos o tomar precauciones ante los riesgos y peligros reales de la vida.
Frases como “No pasa nada, sigue pa’lante”o “Mantente feliz no pienses en lo malo” realmente no son sanas. Es imposible que estemos bien si existen situaciones difíciles las cuales no son deseadas pero totalmente incontrolables por nosotros. Aunque queramos no podemos evitar algunas situaciones en nuestras vidas, si son o no provocadas por nuestras acciones, siempre van a pasar eventos que no esperamos y que nos provocan tristeza, desagrado, apatía, rabia y muchas otras emociones desagradables. Entonces lo importante es reconocer cuales cosas podemos controlar sobre lo que pasa, evaluar que hacer sobre lo que podemos controlar, y aprender a soltar lo que no podemos. Ocuparnos y no preocuparnos sobre lo que esta en nuestro alcance. Gestionar nuestros pensamientos, reconocer cuales emociones nos genera, aprender a sentirlas, ponerles tiempo para vivirlas y comenzar a actuar sobre las soluciones que siempre existen. Debemos entonces ponernos en contexto sobre la realidad, soltar esa opresión de la felicidad en la que, aunque todo vaya mal, lo importante es mantenerse positivos y seguir esforzándose con una sonrisa tallada en la cara. El proceso de positividad tóxica resulta en la negación, minimización e invalidación de la auténtica experiencia emocional humana.
Ser optimista ante los retos es una cosa muy diferente a no querer reconocer nuestra realidad cuando es desigual a lo que queremos. El hecho de ser positivos es conveniente para nuestra salud emocional, lo inteligente aquí es ser positivo reconociendo la emoción que genera en nosotros los eventos cuando no son deseados o son inesperados, esas emociones que también son incomodas pero que siempre nos están diciendo algo, nos están dando información. Lo positivo seria entonces, saber reconocer nuestras emociones, así no nos gusten y no nos sintamos bien en el momento, entender que es lo que tratan de decirnos, aprender de las circunstancias y gestionar nuestros estados emocionales para tomar decisiones mas inteligentes que nos beneficien a nosotros mismos y a todos en nuestro entorno.
Las emociones pueden clasificarse en dos tipos: primarias y secundarias. Las primarias son aquellas con las que respondemos a estímulos de nuestro entorno o de los seres que participan en él. Las emociones secundarias, por su parte, no son innatas y se adquieren a medida que crecemos. Las 6 emociones básicas o primarias son miedo, tristeza, alegría, ira, asco y sorpresa. Entonces si la alegría es una de las 6 ¿porque negarnos a sentir las demás? Todas las emociones están en nuestra naturaleza para avisarnos que debemos tomar acción sobre alguna cosa.
El problema radica en creernos “que todo siempre esta bien” de una manera constante y sin darnos la oportunidad de reconocer que tenemos el derecho y es natural sentirnos menos bien en ocasiones, y es que ha sido impuesto en la sociedad con nuestras creencias de aparentar que vivimos en el mundo perfecto, sin problemas y que debemos tener la vida perfecta, influenciado muchas veces por nuestros familiares en nuestra crianza porque cuando eres niño y expresas tus emociones básicas, haces una rabieta o lloras o no quieres saludar a alguien, nos obligan a hacer lo contrario, no llorar delante de otros, no mostrar nuestro desagrado o saludar porque es obligatorio aunque no nos agrade la persona. Así que cuando vamos creciendo creamos esas máscaras y se van formando las emociones secundarias, las que se producen como resultado de nuestro crecimiento, la interacción con los demás y la combinación de varias de las emociones primarias, comenzamos a transformar esas emociones primarias y utilizamos las secundarias para poder “ingresar” dentro de grupos y ser aceptados aunque aparentemos lo que no sentimos realmente. Por otro lado esta el hecho de recibir un bombardeo de las redes sociales y medios masivos de como llevar una vida perfecta y que siempre tenemos que estar felices no importa que, cuando, ni como.
Cuando eres sano emocionalmente te das el permiso de sentir las emociones que suelen ser categorizadas como “emociones negativas” lo cual no comparto mas bien diría que son emociones incomodas de sentir, emociones que vibran en bajo, pero que son necesarias como la tristeza, el miedo y la ira. Al categorizar una emoción como negativa podemos entender que dicha emoción es “mala”, que debemos evitarla, “no llores”, “no te enfades”, “no tengas miedo” hace parecer que tenemos que luchar contra nuestras emociones, contra nuestra propia naturaleza. Todo esto nos hace caer en estados emocionales no sanos. Es importante que aprendamos a identificar nuestras emociones, reconocer nuestros pensamientos y no evitarlas o luchar contra ellas.
¿Que nos dicen nuestras emociones?
El MIEDO: busca protegernos de un posible daño. Nos lleva a buscar protección, a prevenir posibles peligros, prever riesgos.
La SORPRESA: nos ayuda a orientarnos frente a una situación nueva e inesperada.
El ASCO: Nos orienta a la evitación de algo que puede ser perjudicial para nuestra salud.
La IRA: Manifiesta una frustración que algo ha invadido nuestros limites, que necesitamos defendernos y nos orienta al ataque.
La ALEGRÍA: Nos induce bienestar y nos orienta al apego.
La TRISTEZA: Manifiesta la insatisfacción , la indefensión, nos indica la perdida de algo importante y nos orienta a buscar empatía, consuelo y entendimiento.
Pensar en la necesidad de reconocer, entender y asumir nuestras emociones para así poder sacar el mayor provecho a la hora de elegir que acción tomar y de esa manera nuestras acciones nos permitirán tener éxito o fracaso en todos los aspectos de nuestras vidas.
Como afecta el positivismo tóxico en nuestras relaciones personales
Siempre te colocarás mas cerca del corazón de alguien cuando entiendes sus emociones. Esto es empatía, si alguna vez has dicho a alguien, “Tienes que concentrarte en la belleza que hay en tu vida, todo pasa, no malgastes tus energías en llorar” mientras esta persona esta pasando por un momento difícil en su vida, muy posiblemente deberás ponerte en sus zapatos, hacer el ejercicio de colocarte justo en su lugar, si fuera a ti que te tocara vivir su realidad.
No todos tenemos la misma capacidad de manejar nuestras emociones y situaciones, no todos tenemos las mismas creencias ni pensamientos. Muchas veces lo mejor es ayudar a la persona a validar sus emociones y dejarle el espacio que necesite. La persona irá mejorando según va integrando la experiencia, pero a su ritmo, no al nuestro.
El que queramos imponer pensamientos positivos irreales, o fuera del contexto emocional de la otra persona puede ser de poco tacto y poca empatía: “no haces lo suficiente”, “tienes que creer en ti”, “ánimo, las personas fuertes se levantan siempre” “si otros pueden, porque tu no” “toda tu felicidad depende de ti” de esta manera se puede poner a la otra persona en situaciones muy vulnerables, incluso podemos acabar con su autoestima porque la otra persona puede pensar que es un incapaz o que no puede hacerlo mejor.
Vincularte con alguien emocionalmente significa entender sus días buenos y no tan buenos. Esto tiene una base en la neurociencia, si podemos compartir sentimientos auténticos, las neuronas espejo, que son las células que nos permiten amar y sentir empatía, comienzan a expresarse, nuestro cerebro comienza a generar hormonas como la exotoxina las cuales contribuyen a nuestro sentimiento de seguridad, confianza y empatía, de esa manera nos sentimos seguros.
Compartir la tristeza, entonces, es una conducta social saludable en los seres humanos, y llorar y expresar nuestro dolor es una de las formas en que lo hacemos. Es una manera de crear lazos emocionales, el llanto emocional es una conducta humana única y es la forma de superar momentos difíciles compartiéndolo con otros. Cuando compartimos con otros nuestras tristezas, nuestros miedos y nuestras frustraciones, esa interacción crea sentimientos de conexión. Y ese sentimiento de conexión, de ser escuchado y ser comprendido, reduce los sentimientos negativos.
Cómo gestionas las emociones no agradables
Para evitar caer en el positivismo tóxico, debemos aceptar nuestras emociones y dejar de pensar que son negativas. Reconocerlas ayudará a sobrellevarlas y a disminuir su intensidad, quitarse un peso de encima, ser más abiertos con nuestros seres queridos y hablar de cómo nos sentimos, sin pretender que todo está bien. Claro siempre he dicho que debemos saber con quien compartimos estos estados, a quien acudimos es importante. Elegir nuestro “grupo de apoyo” es determinar quienes a nuestro alrededor pueden soportarnos emocionalmente y muy importante quien nos puede acompañar espiritualmente. Personas que tengan fortaleza emocional, que hayan pasado positivamente experiencias difíciles, personas que sepan escucharnos y que sean fuente de energía espiritual.
Debemos aprender a reconocer nuestras emociones y gestionarlas sin querer someterlas a nuestra voluntad, por ejemplo si me entero de que tengo una enfermedad física, me he puesto en manos de los mejores médicos, tomo todo lo que puedo controlar, mi cuidado, mis medicamentos, nutrirme espiritualmente. Asumo que es la realidad, pienso positivo pero estando consciente e informada de mi enfermedad. No podré controlar sentir miedo y tristeza por esta realidad, lo que me permitirá vivirlo, desahogarme, hablarlo, llorar. A partir de esto mi red de apoyo, mis médicos, mi familia podrá colaborar en vivir mi dolor, buscar las alternativas para que ese miedo sea cada vez menor, pero debo vivir mi dolor, ser consciente de mis momentos y de esa manera mis estados de ánimos perjudiciales y que no me hacen bien no se prolongaran, contribuyendo así a mi salud mental y física.
Lo fundamental y principal es reconocer mis emociones y aceptarlas. ¿estoy triste?, ¿enfadado? ¿envidioso? ¿siento rabia? ¿miedo? No intentes luchar contra ello, acéptala, entiéndela, descubre donde la sientes en tu cuerpo, identifica como te sientes, llámala por su nombre, exprésalo, dile a alguien que sientes, llora si tienes que hacerlo, quédate tranquilo, vívela, ponle un tiempo y respétala para que la puedas entender, pregúntate ¿qué me quiere decir este sentimiento? ¿cuál es su finalidad? ¿qué me está contando? y actúes como debes hacerlo.
También es importante que hables contigo mismo, algo que yo hago es pararme frente al espejo y hablarme como si lo estuviera haciendo con una persona que amo mucho. Yo misma me consuelo o haciendo esto soy mas objetiva, mas realista. Ver la historia desde afuera, como si fuera otra persona me hace ver cosas que yo misma no quiero ver.
Escribe lo que sientes, escribir es realmente muy terapéutico, una buena manera de trabajar nuestro diálogo interno. Al trabajar dando forma de lenguaje escrito a lo que sentimos conseguimos organizar y procesar las emociones. Escribe tu diario de emociones, cuéntate a ti mismo lo que sientes y escúchalo. Es importante escucharnos desde el cariño y la compasión, así no nos guste lo que sentimos, es importante escucharlo desde el amor a nosotros mismos, esto nos ayuda a entendernos y aceptarnos, y a partir de ahí encontrar soluciones.
Practicar ejercicios de respiración, relajación, meditación y mindfuldness, esta demostrado científicamente que este tipo de ejercicios, además que nos beneficia emocionalmente también lo hacen físicamente. Nos ayuda a escucharnos a través de nuestro cuerpo, a ser conscientes del momento presente conectándonos con el aquí y ahora, a reconocer nuestras sensaciones físicas y saber serenarnos en momentos de ansiedad. Además mejorará nuestra concentración y capacidad para resolver problemas.
Hacer deporte y cuidar nuestra salud física: Tener hábitos saludables de alimentación, sueño, y deporte al igual que la relajación, nos ayudará a concentrarnos, nos mantendrá equilibrados y con energía. Tendremos la mente más clara.
Fingir que no tenemos emociones negativas puede crear toda clase de problemas psicológicos y físicos. Ese estado de negación causa estrés a la mente y al cuerpo. Los sentimientos negativos que se esconden pueden causar dolores de estómago, de cabeza, fatiga crónica, angustia y depresión, y aumentar el riesgo de adicción.
Me encantaría leer en los comentarios tus formas de gestionar tus emociones difíciles y como has salido de situaciones no deseadas. Si este artículo te ha servido o quieres que agreguemos valor juntos compártelo en los botones de la izquierda. Hagamos esta comunidad crecer.