Aunque las emociones no tienen género, como ya les he dicho son humanas e inherentes a todos, sí influye nuestro sexo en cómo las percibimos. Aunque tenemos y sentimos las emociones de igual forma, mujeres y hombres no nos damos el mismo permiso para experimentar las emociones, ni la intensidad como la vivimos.

La comunicación es un recurso muy necesario para poder relacionarnos bien con los demás. El origen de los conflictos muchas veces se basa en el no manejo de estas competencias. Tanto en las relaciones personales como profesionales, comunicarse efectivamente nos proporciona resultados positivos o negativos, según manejemos esta habilidad.

La mejor manera de evitar pisarles los pies a los demás es ponerse en sus zapatos. La empatía se trata de entender las emociones de los demás. La clave de la empatía es tratar a los otros como les gustaría ser tratados, no como te gusta a ti. De lo contrario quizás les sigas tratando como no les gusta o no quieren ser tratados.